Y era el crepúsculo torpe
encontrando
el amanecer que comienza.
Y afanaba la orquidea
furiosa de tu centro
mientras eras aquietado pulso
de paloma dormida.
Me esperabas
Familia elegida
y llegaba siempre tarde
a las tareas de tu alma.
Era tan equivocado y culpable.
Pero te amaba.