El delantal de Zaraza

La Ceja, como todos los pueblos de Antioquia, tiene tradición tiplera. Sus gentes aman el bambuco, mejor, lo llevan en el alma. Aquí hay familias que heredan el pentagrama.
El talento musical nativo es envidiable, es silvestre; por doquier saltan los paisas bambuqueros que rasgan en sus guitarras hermosas canciones de sentimiento pueblero. Y también son unos repentistas enormes; tras de cada tiple se esconde una inteligencia agreste que con malicia indígena compone al instante una trova zumbadora, alegre y tierna, o hiriente y mortal. Todo depende del gallo de enfrente o de la paloma que esté al lado.
Pedro Bambuco es el tiplero cejeño, así es el nombre de pila popular. Verraco para trabajar, le hace a todo, desde las 4 de la mañana: matarife, cantinero, chef, andariego y tiplero. Ya se bebió el aguardiente que se iba a beber en la vida, por eso no bebe, pero anima a los borrachitos.
Tine en su haber musical, de su puro caletre, “El Delantal de zaraza”, rítmico y sentimental, dedicado nada menos que a su madre, vieja hermosa y adorada eres tú, madre mía..., pañuelo en la cabeza, con delantal de zaraza..., las flores del siete cueros, las flores de batatilla, así así eres tu de bella, de hermosa, pura y sencilla...”
Vale la pena destacar estos talentos que brota la naturaleza espontáneamente. Ellos son la vida folclórica de los pueblos, y por eso merecen que se les estimule siempre.