"Por mucho tiempo, en las noches de luna, su sombra se perfila, franca y precisa, en cualquier pared de esa plaza; aparece después un poco vaga; al fin, de ningún modo, porque las sombras de los muertos también mueren."
Don Tomás Carrasquilla
Fernando de Orellana. Ella reza
jaculatorias diarias por su vida,
por la ira y el odio, la vileza
y la burla y la afrenta sin medida.
En su vagar, es solo la marquesa
que duerme en breve lecho, ya vencida.
Después de la locura, la simpleza
de remendar, y ornar la hoja leída.
Va por el corredor, en la chambrana
enseña la doctrina y ve el sembrado.
Un azulejo posa en la ventana.
La costura al revés y el agua al lado.
En el sol de su última mañana
bendice el fiel dolor de haber amado.
Don Tomás Carrasquilla
Fernando de Orellana. Ella reza
jaculatorias diarias por su vida,
por la ira y el odio, la vileza
y la burla y la afrenta sin medida.
En su vagar, es solo la marquesa
que duerme en breve lecho, ya vencida.
Después de la locura, la simpleza
de remendar, y ornar la hoja leída.
Va por el corredor, en la chambrana
enseña la doctrina y ve el sembrado.
Un azulejo posa en la ventana.
La costura al revés y el agua al lado.
En el sol de su última mañana
bendice el fiel dolor de haber amado.