El Pobre

A través de negros y encrespados nubarrones de pesar y de amargura va un ser doliente apesarado y triste a quien el mísero destino lo ha impulsado a vivir con el auxilio de aquél que tiene dinero y caridad.
Ese ser sólo lleva el recuerdo de sus "idos y" muertos placeres: placeres y alegrías que le trajo su vida de inocente, cuando con las ilusiones de niño pensaba en un porvenir de trabajos, mas no de desventuras; ese que admira los escombros de su pasado, tuvo también momentos de tranquilidad y de consuelo.
Ese ser anda por el mundo con sus plantas ensangrentadas y su cuerpo despedazado, sino por hondas heridas, si por males de todos conocidos y que son verdaderos manantiales de pobreza;va buscando no la riqueza de que hace ostentación el rico pero sí, el necesario sustento para mantener su desdichada vida. Pero ¡ay! cuantas veces con sus trabajos y sinsabores no encuentra su deseado anhelo. Hay casos en que tiene que tomar el amargo contenido de su copa que encierra las decepciones de la vida, pues sin hallar la mano bondadosa de un bienhechor que calme su desgracia, se entrega al sueño, rendido por la fatiga y los dolores. Este, que a menudo guarda la resignación de un santo, continúa con todo su denuedo el camino de penas y sacrificios, esperando cambiar las faenas de mendigo por el profundo silencio de las tumbas.
En La Ceja donde el amor a la caridad no tiene límites, donde este desventurado halla alivio y compasión, no verá nunca desgracias si acaso lo hacen con fe en lo que Cristo enseña.