detrás de la música sagrada
La noche que desciende
sobre la calcinada arena
La luna que pinta la vida
con palidez de hospicio
He visto más cerca el cielo
al más armado
y a un pueblo antiguo
como las dunas
inclinarse
y besar las huellas móviles
sobre la arena del tiempo
Yo soy los pies de esa sombra
Soy el animal acorralado
que va al encuentro
de la flecha que lo asedia
Avizoro mi locura
en la vuelta a casa y al orden de estos tiempos
Todo es mío
pues me acecha desde siempre:
la promesa hecha de Abraham,
la profecía agonizando en el madero,
y este abismo
entre el ayer y el ahora
que cruzo con los signos
que me fueron dados:
un altar,
el juego venido del cielo,
la media luna de este crepúsculo
y una estrella errante
puesta sobre un saco andrajoso
Soy el miedo de estos días
recojo el gesto de la victoria
con manos agonizantes
sobre los escombros de la historia
Soy el silencio que sobrevive
a la música sagrada
a la noche que desciende
sobre esta bestia desatada