CARTA PROTESTA

(El Lábaro Nº 27, agosto 2 de 1930)

La Ceja, 29 de julio de 1930.
Señores Directores de “EL Lábaro”
E. L. C.

Con todo acatamiento y respeto manifiesto a Uds. Lo siguiente:
Deliberadamente me había abstenido de decir algo sobre varios “Sonsonetes” que han aparecido en los últimos números del Semanario que Uds. Dirigen, porque a ellos les falta seriedad y comedimiento, son perfectamente ridículos para ponerles atención; pero hoy que su autor me lanza cargos que pecan de falsedad y por lo mismo faltos de verdad, malévolos y tendenciosos, me veo obligado a dar mi protesta pública, como pública es la ofensa, malévolos porque son calumniosos, y tendenciosos porque se deja al público lector la interpretación de lo que estaría haciendo el Jefe de la Policía en el Club G. G. la noche a que ellos se refieren, en donde se asegura lo encerraron.
Se ve señores Directores que quien escribió los últimos versos que aparecen en el N. 26 de su Semanario no sabe la misión que lleva el jefe de Policía al establecimiento mencionado, pues no es concurrente, sino que obró por informes errados, sin parar mientes en que pudiera herir susceptibilidades ajenas; pero poco le importa esto, ya que se ha prevalido de un disfraz, que hoy por hoy, lo oculta a los ojos de los ofendidos, pero que mañana tendrá que responder a cara descubierta ante los Jueces. Sí señores, un individuo que oculta su nombre bajo un seudónimo para calumniar y exige de los Directores del periódico juramento de no dar a conocer su nombre, es más que cobardía.
Se asegura en los versos, malos o buenos, pues no soy perito en la materia, que tuvieron encerrado al jefe de Policía en el Club por miedo; miedo de quién y de qué? Porque francamente a mí sí me da miedo, y miedo cerval, pero es de esos individuos que hieren por detrás escondiendo el arma y esquivando el bulto, y que por delante se muestran con la sonrisa en los labios, como seguramente acontece con el autor de los versos a que me refiero. Como Autoridad y como particular he sido sereno para todo trance que se me ocurre.
Hay más, los versos son también faltos de lógica y en extremo apasionados porque el versificador afirma sin ningún apoyo, que si se sigue encerrando al jefe de Policía sería mejor que encerraran la Alcaldía, siendo que el dice que la encerrada fue de noche y en ella no hay obligación de que permanezca abierta, o solamente que el versificador lleve su pasión hasta ese punto.
Ahora, siempre he estado listo, y lo estoy, a atender cualquier insinuación que se me haga en materia de administración; a poner remedio, en lo que de mi parte esté, a las deficiencias que se noten con motivo de la misma, como a las quejas de los ciudadanos que en forma correcta, seria y con fundamento se me presenten y que estén ajustadas dentro de los principios morales y legales. He procurado manejarme lo más caballerosamente posible en el puesto que, ocupo con honradez, juicio y alejado de toda intriga social y política, tratando con guante blanco a todos y a cada uno de los ciudadanos que componen este Municipio, ya trátese de ricos o pobres, de blancos o negros, sin que de mi parte se encuentren prevenciones ni posiciones de ninguna clase. Pero como humano es errar, no digo que no hayan deficiencias en la administración porque sería pretensión de mi parte, y yo no se de esas cosas.
Le ruego dar publicidad a la presente carta con el derecho que me acompaña de acuerdo con la ley 51 de 1898 y estoy listo al pago del excedente si hubiera lugar a él.
Atentamente R. Calle M.