Una defensa a los pesimistas

Se ha vuelto muy de moda, gracias a las pautas publicitarias la consabida frase “las mejores cosas siempre toman tiempo”. Es una expresión optimista, que cree en la bondad de las cosechas cuando la lluvia se desploma generosa sobre las simientes y los niños alegres se lanzan a la calle para chapucear en los charcos. “las mejores cosas toman tiempo”; es una expresión llena de energía creadora, de credibilidad en si mismo, de esperanza en Dios y en su pueblo que con fe, cruza valles y ríos, esperanzado en una tierra prometida. Por eso, esta crónica va dedicada, no a los optimistas que se atreven con arrojo a cambiar el mundo, así no lo logren sino después de un millón de intentos, o que incluso cuando no lo logran y sienten fallidos todos los intentos del día, se van tranquilos a la cama, con la convicción de que mañana será otro día, otra oportunidad de conquistar el mundo, como lo dice el famoso Cerebro, amigo de Pinky… No es a ellos a quienes va dedicada esta crónica sino a los pesimistas, que creen que el mundo se acaba a la vuelta de la esquina, que se resisten al cambio, que no arriesgan por miedo a perder, que todo se les torna en una dificultad; ellos creen que el resultado de las cosas es del ahora, del ya, del presente…porque no saben esperar….

A los pesimistas les debemos mucho, les agradecemos que sean ellos los que vean la botella medio vacía, les agrademos la falta de arrojo y de entusiasmo. Podríamos, es más, agrandarlos en su exacerbada falta de confianza en si mismos, porque todo se debe a que no creen en el futuro sino en el ahora, y si las cosas no se les da en el ahora, las desechan como si nada, en cambio los optimistas tienen para más, les sobra con las ganas de salir adelante, con la esperanza siempre latente del vuelo y de nuevos amaneceres de regocijo. Ellos siembran y siembran y saben que cualquier grano que vaya a la tierra algo da, porque la tierra, madre fecunda, no se queda con nada de lo que se le confía a sus entrañas. Pareciera una paradoja el hecho de dedicar esta crónica a los pesimistas, pero es que son ellos los que abren el camino de quienes se resisten a dejarse vencer por las dificultades, es decir, a los optimistas….ellos son el espejo donde se miran quienes luchan con tenacidad en contra de las vientos, las tempestades y las adversidades. Por eso hay que animarlos a tener fe, pero una fe que provenga de lo más profundo de su interior, fe en si mismo, fe en el hombre, una fe gigantesca capaz no solo de mover montañas sino de crear nuevas constelaciones y transitar por níveos cielos cargadas de bendiciones. Mientras uno no crea en si mismo, es prácticamente imposible abrir caminos de libertad y de gozo, de bienestar, de paz interior. El mundo se nos abre todos los días, esperando lo mejor de nuestras manos, y hay veces que pareciera que todo se viniera abajo, como que los sueños se derrumban, y nada, ni siquiera nuestra moral queda en pie…es cuando más necesitamos levantar la cabeza y mirar hacia adelante porque una luz siempre hallaremos que ilumine nuestro camino; Dios jamás abandona al optimista, pero también no se cansa de animar al pesimista, él sabe que tanto el uno como el otro, fueron puestos por El en la tierra para dominarla con entereza, perseverancia y honestidad. Estamos pasando por uno de los momentos históricos de La Ceja más relevantes en los últimos años, pero no es porque nadamos en la abundancia, sino todo lo contrario, porque carecemos de muchos bienes materiales y espirituales; de ahí la necesidad de unificarnos en una fuerza colectiva, llena de gracia, de optimismo y fuerza creadora, que vivifique la comunión diaria con todos. Porque entre todos, con la convicción en un Dios que nos mira, el optimismo azul de ser honestos y la fuerza de los vientos generosos… arribaremos igualmente todos, cargados de frutos a puerto seguro!

Hay quienes siguen creyendo que “el palo no está para hacer cucharas”, que ya no vale luchar porque todas las cosas tienen dueño, que llegaron tarde a la feria de la repartición de los talentos; pues bien, si la situación anda de ese tamaño, los optimistas sabrán encontrar motivos suficientes para reconstruir nuevamente el tejido, para hacer nuevamente que la esperanza anime el corazón de los hombres….afortunadamente para los optimistas el mundo es esférico….de lo contrario se les terminaría a la vuelta de la esquina!.