Una Amistad en "efectivo"

Su trayectoria como amigos, los identifica plenamente con la hermandad que ostentan; parecen compinches pero en realidad son buena gente. Se conocen fielmente el uno al otro y entre ellos tienen su parecido físico. Si son ricos, de nada les vale, llevan a cuestas un apodo que los mantiene desvalorizados; a pesar de la inflación y de la corrección monetaria, no varía su valor absoluto, son los mismos de hace años. Sumadas sus “identidades”, tampoco les alcanza siquiera para un “chorro”. Son vagos pero no son vagabundos.
Han sido diplomáticos en sus costumbres porque sostienen una “Emabajada” pero no lo han sido de oficio. Respetan a sus vecinos y aunque parecen vivir en tierra extraña, tienen su propia sede. No representan a ningún Estado y son punto aparte como “parceros”. Auscultan la idiosincrasia del pueblo y de ella se mofan pero la comparten. Son amigos de viciosos pero tienen aún buenas costumbres. Han marcado hito en su esquina y por eso este lugar lleva nombre esa desvalorizada cantidad de dinero. Aprovechan cuanta fiesta se presenta para sobresalir como buenos “oyetas”. Se disfrazan de cualquier cosa y están prestos a colaborar. Beben y fuman con avidez particular y aún no reúnen los requisitos para ser alcohólicos, más, si llegaran a serlo, tendrían una subsede muy cercana. A veces sirven de enlace entre lo oculto y lo ridículo.
Se levantan sin objetivo concreto y al medio día ya están programados. Se visten casi de igual forma y no son gemelos. Cualquier distintivo los acompaña por igual: si es fiesta de las flores, con orgullo lucen un pompón en la solapa; si es diciembre, un sombrero va con ellos a toda hora y a toda parte.
Retacan pero no cobran un servicio social. Se beben al que les da tiro y no son pegajosos. No tienen novias conocidas pero seguramente muchas amigas y benefactoras. Jubilados en bachillerato lento y sin afán, hoy tienen su cartón y no necesitan explotarlo. Son amables y gustan del buen vivir. No son bohemios pero sí intelectuales. Son clientes de los negocios aledaños a su sede y les queda todo el tiempo para todo. Ven pasar los días y los años en forma aparentemente improductiva y no son holgazanes. SE corrigen mutuamente sus errores, conocen mucha gente y muchas situaciones. No son viajeros sino sedentarios de su pueblo y disfrutan a plenitud de sus actividades. Caminan juntos donde quiera que se les vea y responden por sus actos con caballerosidad.
En todo caso, son un “rollo” de fraternidad y de amistad. Ellos son “Los Tres Pesos”.